Red de Museos y Centros Culturales de la Región de Los Ríos

La Región de Los Ríos tiene una extensa historia y valioso patrimonio cultural legado por las poblaciones y sociedades que habitaron y habitan estos territorios.

Actualmente, cerca de 23 museos y centros culturales se distribuyen en las 12 comunas de la región, procurando la protección y valoración del patrimonio cultural local y distintos tipos de expresiones artísticas y culturales contemporáneas. Entre ellas, destacan valiosas colecciones arqueológicas, biológicas e históricas que representan la diversidad regional y constituyen un invaluable legado.

La idea de organizarse en red surge en el contexto de la celebración del Día Internacional de los Museos 2012, con el objetivo de fortalecer, promover y difundir en forma profesional y asociativa el patrimonio cultural y natural de la Región de Los Ríos.

La conformación de la Red de Museos y Centros Culturales de la Región de Los Ríos muestra la diversidad de actores involucrados en la protección y gestión del patrimonio con instituciones públicas, comunitarias, municipales, universitarias y privadas.

En conjunto estos espacios museales y culturales atienden más de 300.000 usuarios al año, considerando visitantes nacionales y extranjeros, y usuarios especializados, entre los que se cuentan investigadores, estudiantes, artistas y gestores culturales. Parte del valor educacional de los museos y centros culturales se expresa a partir de la asistencia a éstos de los diversos usuarios de la comunidad educativa regional, que alcanza al 50% de nuestra demanda.

 

MUSEOS DE LOS RÍOS: Retratos e historias de un territorio

HABITAR DE MAR A CORDILLERA

Los museos y centros culturales reúnen colecciones de objetos, fotografías y documentos que hacen presente relatos sobre memorias locales y experiencias relacionadas con la ocupación y transformación del ecosistema regional por distintos actores a través de la historia.

Los estudios arqueológicos dan cuenta de una historia de larga data vinculada a nuestros antepasados, con asentamientos distribuidos en toda la región. Ejemplo de ello son los sitios arqueológicos donde se encuentran vestigios de los antiguos habitantes de estos territorios, como alero Marifilo en la cuenca del lago Calafquén, con una antigüedad de 9.000 años, y Chan Chan en el litoral de la comuna de Mariquina, con 5.500 años de antigüedad.

Dentro de los museos destacan las colecciones de alfarería prehispánica y colonial que definen tres períodos de desarrollo histórico y cultural.

La cerámica Pitrén, cuyos inicios se remontan a 1.700 años atrás; la alfarería decorada con pintura roja sobre blanco de estilo Valdivia, fabricada hace seis siglos y vigente incluso hasta inicios del siglo XX; y aquella conocida como Tringlo, característica de la cuenca del lago Raneo y el río Bueno, temporalmente ubicada entre el siglo XIV y XVIII.

Las primeras exploraciones hispanas a la región, por vía marítima y terrestre, se iniciaron en 1544. La ciudad de Valdivia sería fundada años más tarde, en 1552, sobre un extenso campo de Palín mapuche-huilliche ubicado estratégicamente en el área de confluencia de dos grandes ríos: el Calle Calle y el Cruces.

La primera ocupación hispana en el sector se mantuvo hasta 1604 cuando la rebelión o alzamiento mapuche-huilliche arrasó con todas las ciudades al sur del río Bíobío, con excepción de Castro.

 

MUSEOS, PATRIMONIO CULTURAL Y MEMORIA

Una de las tareas más significativas de los museos y centros culturales ha sido formar y conservar las colecciones que hoy permiten apreciar, conocer e interpretar las diversas historias locales y de la región en su conjunto.

Este trabajo silencioso ha permitido reunir importantes acervos patrimoniales, los cuales están adquiriendo en cada comunidad distintos usos sociales. Constituyen de este modo una oportunidad para que nuevas generaciones puedan apreciar los saberes y prácticas, las artes y modos de vida de nuestros antepasados. Conocer y aprender del entorno natural o compartir historias y vivencias generadas en torno a estos museos y centros culturales contribuyen significativamente al fortalecimiento de nuestro sentido de pertenencia e identidad cultural.

Algunos museos y centros culturales ocupan hoy valiosos inmuebles patrimoniales. Grandes casonas construidas durante los procesos de modernización de la región adquirieron nuevos usos, destinándose al resguardo de la memoria de sus comunidades y al desarrollo de distintos tipos de actividades culturales y de educación patrimonial.

 

COLECCIONES ARQUEOLÓGICAS

Algunos museos cuentan con colecciones arqueológicas, las cuales mediante su exhibición al público han permitido conocer la historia de la ocupación humana regional, las características ecológicas y dinámicas ambientales que la han definido en distintas épocas.

Las primeras exploraciones arqueológicas se realizaron a comienzos del siglo XX, aunque sólo más tarde, en la década de 1970, los estudios se preocupan por establecer una secuencia cronológica para el sur de Chile y la entonces provincia de Valdivia.

A partir de la década de 1990 un conjunto de investigaciones en la Universidad Austral de Chile, entre otras iniciativas desarrolladas por instituciones públicas y organizaciones culturales, fomentaron nuevas exploraciones en la zona lacustre precordillerana, el litoral de la comuna de Mariquina y la cuenca del río San Pedro. Durante el siglo XXI, los estudios se han concentrado en el área urbana de Valdivia y la cuenca del lago Raneo, así como en la valoración y registro de las colecciones que cada museo alberga.

 

EXPERIENCIAS COMUNITARIAS Y TRABAJO DE FORMACIÓN, ESCUELA-PROFESOR-COMUNIDAD

Un museo comunitario refiere a un espacio «de» la comunidad donde éste se emplaza. Por ello, constituye una herramienta que fortalece la identidad local, legitimando su historia y sus valores, como también la posesión física y simbólica de su patrimonio cultural y biológico.

En la actualidad existen cada vez más iniciativas que buscan mejorar la calidad de vida y especialmente aquellas que fomentan el desarrollo y conocimiento profundo de la biodiversidad y los ecosistemas de cada comunidad.

De este modo, en la Región de Los Ríos surgen los museos escolares como una respuesta al dolor que genera el olvido o pérdida de la biodiversidad, reconociendo el trabajo de los naturalistas y el valor de la historia natural para la comprensión de nuestro entorno. Tienen un alto potencial científico, formativo y de uso social, pues concretan cambios de valores, concepciones y actitudes de nuestras comunidades frente al medio ambiente, tan cercano pero distante.

 

VOCACIÓN FLUVIAL DEL TERRITORIO

La Región de Los Ríos está cruzada de cordillera a mar por dos grandes cuencas hidrográficas, el río Valdivia y el río Bueno. En las riberas de los cursos fluviales y humedales se asentaron nuestros pueblos antiguos, navegaron por ríos y lagos y vivieron en medio de bosques cerrados, incentivando estrategias de caza y captura de fauna menor mediante trampeo, desarrollando una particular tradición cultural en los bosques templados.

Para los europeos, la selva valdivia na se presentó como un territorio de belleza única, con condiciones climáticas y geográficas que la hacían atractiva y de difícil supervivencia. Los ríos y lagos, permitieron la instalación de numerosos asentamientos ribereños y con el uso de tecnologías de navegación fueron consolidándose los conocimiento y control del territorio interior.

Estos cuerpos de agua permitieron el desarrollo urbano colonial y con ello la reconfiguración de nuestro paisaje cultural. Testigos son las fortificaciones de Valdivia, bahía de Corral y aquellas ubicadas en el río Cruces y Bueno, las numerosas misiones en la confluencia de ríos y los puertos industríales.

Así como numerosos expedicionarios dieron cuenta de la naturaleza y la obra humana, testimonios que hoy son fundamentales para conocer los antiguos paisajes culturales y naturales de la región, los museos custodian valiosas colecciones de documentos, fotografías, dibujos y cartografías de este nuevo territorio.

 

EL FERROCARRIL Y LA CONFORMACIÓN DEL PAISAJE CULTURAL

La construcción del ferrocarril en la segunda mitad del siglo XIX consolidó la anexión de los territorios del sur a la naciente República de Chile. Permitió las comunicaciones a lo largo del país, el movimiento de personas, de las fuerzas militares, así como el comercio de grandes volúmenes de materias primas y productos de la emergente sociedad industrial.

Distintos ramales fueron sucesivamente inaugurados por toda la región, considerados símbolo de progreso y desarrollo. La línea férrea trazó un antes y un después en cada territorio, reemplazando a la navegación por vías fluviales como principal medio de comunicación y transporte, incentivando el surgimiento de nuevas ciudades y consolidando nodos comerciales y sociales en los terminales ferroviarios. En los lagos, los vapores surcaban las orillas conectando estaciones madereras con pequeños pueblos y puntos de encuentro con ferrocarriles.